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Pablo C. Reyna (Valencia, 1987) se dio a conocer con MultiCosmos y también es autor del popular webcómic Libreros, con viñetas de la vida diaria de una librería. Su nuevo libro, La casa de los dragones, es finalista del premio El Barco de Vapor.
¿De qué trata La casa de los dragones?
Este libro trata varios temas: en primer lugar Marcos, un niño muy lector que busca el desenlace de su trilogía favorita; pero también habla del proceso creativo, cómo nacen las ideas y se convierte uno en escritor; de lo políticamente correcto (J. T. Lekunberri tuvo una mala experiencia con esto); y, sutilmente, de la depresión, un tema que apenas se aborda en la literatura infantil. La casa de los dragones tiene dos lecturas muy diferenciadas: la de los niños y la de los adultos, pero creo que se entremezclan muy bien.
¿Cómo se te ocurrió la historia?
Hace años, publiqué tres libros de la colección MultiCosmos para público infantil. Sin embargo, cuando tenía que salir el cuarto y último título de la serie, con el esperado final, la publicación se interrumpió. Durante dos años recibí muchos mensajes de lectores pidiendo el final; eso, sumado a la anécdota de una escritora amiga a la que unos lectores llamaron al timbre de su casa, inspiró La casa de los dragones.
¿J. T. Lekunberri, la autora que aparece en la novela, tiene algo que ver contigo?
Jone y yo somos escritores de mapa, es decir, planificamos toda la historia al dedillo antes de sentarnos a escribir (lo cual no quita que a veces improvisemos, por supuesto). Aparte de eso, somos radicalmente distintos en lo fundamental: a ella le encantan las iguanas y yo soy más de perros.
Este libro trata varios temas: en primer lugar Marcos, un niño muy lector que busca el desenlace de su trilogía favorita; pero también habla del proceso creativo, cómo nacen las ideas y se convierte uno en escritor; de lo políticamente correcto (J. T. Lekunberri tuvo una mala experiencia con esto); y, sutilmente, de la depresión, un tema que apenas se aborda en la literatura infantil. La casa de los dragones tiene dos lecturas muy diferenciadas: la de los niños y la de los adultos, pero creo que se entremezclan muy bien.
¿Cómo se te ocurrió la historia?
Hace años, publiqué tres libros de la colección MultiCosmos para público infantil. Sin embargo, cuando tenía que salir el cuarto y último título de la serie, con el esperado final, la publicación se interrumpió. Durante dos años recibí muchos mensajes de lectores pidiendo el final; eso, sumado a la anécdota de una escritora amiga a la que unos lectores llamaron al timbre de su casa, inspiró La casa de los dragones.
¿J. T. Lekunberri, la autora que aparece en la novela, tiene algo que ver contigo?
Jone y yo somos escritores de mapa, es decir, planificamos toda la historia al dedillo antes de sentarnos a escribir (lo cual no quita que a veces improvisemos, por supuesto). Aparte de eso, somos radicalmente distintos en lo fundamental: a ella le encantan las iguanas y yo soy más de perros.
¿Habrá más aventuras de Marcos y Jone?
La historia de Marcos y Jone está cerrada tal y como la imaginé. Seguro que siguen viviendo muchas aventuras y meriendas catastróficas, pero no creo que vuelva a escribir sobre ellos; siempre vi La casa de los dragones como una novela autoconclusiva. Sin embargo, Alaia y Panpox me dan mucha curiosidad y no puedo resistirme a contar alguna de sus historias por las Islas Flotantes. Tiempo al tiempo.